jueves, 8 de diciembre de 2011

El primero en ver más allá




Galileo Galilei (1564-1642)

Bajando persianas anoche antes de ir a dormir, no pude evitar mirar hacia la Luna que aparecía en el limpio cielo gaditano. A su lado, con un fulgor de diamante, Júpiter. Nuestro satélite y uno de los planetas de nuestro sistema solar cercano uno del otro para mi visión pero con una distancia real entre ellos de casi 600.000.000 kilómetros.

Hoy, que se descubren exoplanetas a millones de años luz, hablar de la Luna y Júpiter es como hacerlo de algo que está a la vuelta de la esquina. Pero hace nada, 4 siglos, un hombre llamado Galileo Galei era el primero en mirar más allá del firmamento gracias a un telescopio de 30 aumento construido por él mismo. Y lo que vio le dejó fascinado. Es imposible ni siquiera acercarse a lo que pudo pasar por la cabeza de aquel genio cuando vio por primera vez la Luna en aquella veneciana noche de Septiembre de 1610. En una humanidad en la que la Fe absorbía aún a la ciencia, observar a nuestro satélite como nadie lo había hecho debió ser lo más parecido a estar viviendo un sueño mágico difícil de entender. Una Luna que era arrugada, con cráteres, con irregularidades, como nuestro planeta.


Pero no sólo el firmamento que tenía ante sí le deparaba esa sorpresa. Quedaría por descubrir que Júpiter tenía cuatro lunas, que Saturno tenía algo parecido a dos enormes orejas (sus anillos).

Cualquier persona se hubiera contentado con haber disfrutado ella sola con ese espectáculo celestial, pero Galileo quería gritarlo a los cuatro vientos. Y no le dejaron. La religión, la misma que cuatro siglos más tarde le otorgó el perdón (eso sí, tras diez años estudiando su caso), evitó como pudo que Galileo disfrutara enseñando lo que había descubierto. Años y siglos después lo hicieron otros como Kepler, que no dudaron en definir al veneciano al que su padre quiso hacer médico, como el gran precursor de la astronomía.

Bajadas ya sí las persianas y antes de ir a dormir, tampoco pude evitar una cosa: escuchar, de la voz del gran Juan Antonio Cebrián, la vida de aquel hombre que vio lo que hasta ese momento la Humanidad no había visto... y otros se empeñaron en seguir sin verlo.